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El Señalador es un espacio para la difusión y libre expresión de los actores de la cultura en el oeste de Buenos Aires, en donde encontrarás la información más relevante acerca de los eventos y actividades artísticos y culturales de la zona, acompañada por nuestra opinión y recomendaciones.

Si deseas promover algún evento o quehacer cultural circunscritos a uno de estos dos partidos, podés enviarnos tu información junto al contenido de interés: gacetillas de prensa, comunicados, newsletter, enlaces, etc. y con gusto la incluiremos.

Nuestro espacio también está abierto a la publicación de poemas, relatos y fragmentos de obras literarias de los escritores de esta región del conurbano bonaerense.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

MuMo, EL RENOVADO MUSEO DE MORÓN


El Museo de Morón.                           foto: Pablo Pereyra
Conservo en mi memoria una imagen que se me hizo muy viva hace apenas unos días, cuando me enteré que el Museo Municipal Histórico de las Artes General San Martín de Morón (tal vez ahora para el general de los vecinos sea simplemente el MuMo, tal su abreviatura), reabría sus puertas luego de una intensiva y muy cuidadosa remodelación. Enseguida recordé la imagen que guardaba de cuando tenía veinte años y hacía mis primeros pasos dentro del periodismo, fue entonces que me tocó hacer una nota sobre la ciudad de Morón para una revista capitalina y lógicamente no podían faltar unas líneas acerca del viejo museo. Lo primero que rememoré fue esa tradicional casa, que por esos días aún guardaba vestigios de su galanura de antaño, pero que lucía notoriamente descuidada tanto en los ambientes interiores, como en su parque circundante, mientras que sus salas y oficinas estaban atiborrados por montañas de papeles y carpetas que se acumulaban por doquier en medio del abandono generalizado, un penetrante olor a húmedo encierro y la constante queja de los empleados por las condiciones en que debían desempeñar sus tareas. Fueron pasando los años y muy poco es lo que cambió hasta este octubre de 2011, fecha en la cual el museo volvió pleno a la vida comunitaria moronense, mostrando en si mismo una entidad real y acabada de su patrimonio histórico y abriendo puertas no sólo de entrada, sino también de salida, ya que se lo establece inmerso en una política orientada a que sus contenidos y exposiciones vayan recorriendo cada uno de los pueblos de Morón. Un hecho relevante porque “su reapertura significa el fortalecimiento del derecho de todos y todas a conocer, disfrutar, producir y transmitir lo que somos como comunidad”, según lo que expresa una de las publicaciones mensuales que edita el municipio que encabeza desde la intendencia el licenciado Lucas Ghi.


Exposición de reapertura.                                                              Foto: Pablo Pereyra.

Tal vez, pasados unos cuantos años, otra vez pueda evocar el momento de tiempo en que visité al museo en esta instancia de reinauguración, aunque podré decir que esta visión es totalmente opuesta a esa primaria, muchísimo más grata y encontrándome con un espacio no solamente atractivo a los sentidos, sino que coherente en la integración de sus formas con el legado histórico, tanto del pasado, como de la actualidad y proyectando futuro, respetando la arquitectura original y ofreciéndola agradable, didáctica y funcional a su propósito intrínseco.

El MuMo, ubicado en la calle Casullo 59, esquina con la Avenida Rivadavia, se puede visitar de martes a sábados de 10 a 18 horas, encontrando una amable guía que nos conectará desde su relato con las dos  etapas del proyecto de recuperación total: la restauración del sector antiguo que todavía existe (originalmente de adobe) y la refacción del sitio contiguo a éste y que se había agregado a esa obra tiempo más tarde. Además, dentro de esta primera parte, se realizó la refacción  de la nave adosada y hubo dos instancias de intervención, la primera que comenzó en octubre de 2010 y comprendió el arreglo de los sectores de recepción, las salas de exposición, la reserva técnica y la oficina administrativa. Y la segunda, donde se realizaron los tabiques y cerramientos para la reserva técnica, la construcción de un espacio destinado al taller de conservación, equipamiento para el control de las condiciones de temperatura y humedad en salas y depósitos. Fueron arreglados los pisos de la galería semicubierta y se recuperaron los accesos de las entradas por las calles Casullo y Sarmiento. Finalmente, el predio estará completo y recuperado en forma integral con la restauración del casco histórico.

En el marco de su inauguración y de su aniversario número sesenta, se programó una exposición que se basa en tres ejes fundamentales: comunidad, territorio y patrimonio, donde se podrán apreciar objetos pertenecientes al valioso acervo del museo, enmarcados en instalaciones para su comprensión en soportes de audio y vídeo. En sus depósitos, perfectamente acondicionados y clasificados, aguardan los contenidos de próximas exposiciones que se realizarán en las salas.

Pesebre, una de las reliquias guardadas en el depósito del Museo. Foto: Pablo Pereyra.

Vista exterior.                                          Foto: Pablo Pereyra.

Nos fuimos del MuMo con muy buena impresión general y su presencia promete ir acrecentándose luego de la finalización total de su remozamiento. Su historia es insoslayable dentro de la la ciudad de Morón y el emblema de su estampa actual es el signo palpable de una visión de política cultural y de recuperación patrimonial, que en éste caso se hunde en el pasado para ofrecerlo desde su función y así proyectarse hacia el futuro de la comunidad en la cual está inserto.

Datos útiles

Museo Municipal Histórico y de las Artes General San Martín. MuMO.
Casullo 59, esquina con Avenida Rivadavia. Morón. (011) 4629-1456
Visitas: martes a sábados de 10 a 18 horas.
museo@moron.gov.ar

El Señalador invita a visitar su página de Facebook, en la cual se pueden ver más fotografías del museo.


viernes, 30 de septiembre de 2011

EL PUEBLO, LA GENTE Y EL PÚBLICO. La mirada lúcida de Norberto Barber.


En mayo de este año fallecía Norberto Barber, dirigente del Frente Grande de La Matanza y que estaba integrado a la Corriente Pan, Trabajo y Justicia de ese distrito. Tuve el sumo agrado de conocer a este querido y respetado “viejo” (así se lo conocía dentro del ámbito militante y de sus compañeros), cuando nos tocó compartir un proyecto periodístico para el cual fui convocado.
En el intercambio de charlas, anécdotas y acontecimientos de aquellos finales de los noventa y principios del nuevo siglo, me fue posible conocer mucho de su pensamiento político, que no era otra cosa que una sumatoria de experiencias aquilatadas en la lucha popular de más de cuarenta años, bastante buena lectura y un incansable forjarse a si mismo, porque no era un político doctorado en ninguna ciencia, ni tampoco alguien con postura de intelectual de trasnochadas tertulias de café, por cierto. Era un verdadero “animal”  de raza política,  que hizo de la militancia su credo al que le dedicaba buena parte del día, de  todos los días de su vida y a partir de los quince años de edad, que fue cuando decidió incorporarse las filas de la militancia de izquierda.
Un hombre de análisis claro, preciso y que no pocas veces dejaba caer entrelazándoles una feroz ironía y un humor muy porteño. Su origen humilde, su adscripción ideológica a las causas populares y la conciencia de clase bebida en su formación dentro de la izquierda (sin el férreo dogmatismo que le impidiera alejarse de los errores, auto criticarse y buscar pertenencia dentro de otras corrientes político partidarias), sumados a su personalidad e inteligencia, lo ubicaron en el discurso llano, la palabra simple, entendible para todo el mundo y desde ahí hizo docencia con decencia, nunca se postuló para cargo legislativo ni público alguno.

Como homenaje a su memoria, a su amistad y al placer que me evocan esos tiempos compartidos, es que transcribo un capítulo de su libro Lenguaje político e ideología, en el cual y haciendo gala de esa simpleza y claridad de análisis que lo caracterizó, toma cuenta de la cuestión suscitada por la utilización del vocablo gente por parte del discurso neoliberal y que luego trascendiera ese espacio mismo, para impregnar el habla política en general.

Para la mejor comprensión histórica de este capítulo de su libro, nos debemos encontrar con la Argentina de los últimos años del experimento neoliberal y donde asistíamos a un país devastado en lo social, ecónomico y desde sus instituciones mismas, fruto de la aplicación a fondo de las políticas de esa ideología, estamos hablando de lo inicios de la primera década de este siglo.




La gente.

Extraído del libro Lenguaje político e ideología, de Norberto Barber, ediciones La Huella, año 2000.


  Sin mucho esfuerzo se podrá ubicar el momento en que la acepción la gente, aparece en el vocabulario político del “progresismo”. Término que fue suplantando lentamente al  concepto pueblo y que se instala entre nosotros en el inicio de los años ’90, cuando el neoliberalismo decretaba la muerte de las ideologías, menos la suya claro.

  Antes de la década del ’90, más allá de la identidad política que se tuviese, ningún militante popular utilizaba el término la gente en su lenguaje cotidiano.

  Para referirnos a las grandes mayorías populares, no había palabra más precisa que la de pueblo, ésta tiene un significado concreto, expresa una ideología avanzada, que señala sin ambigüedades los intereses que aspiramos a defender.

  Es oportuno precisar  que entendemos por pueblo: éste está conformado por distintos componentes provenientes de diversas clases y sectores sociales como son los obreros, trabajadores, campesinos (pobres y medios), pequeños y medianos comerciantes e industriales, profesionales, estudiantes, sectores religiosos, minorías raciales y sociales; etc. Todas estas partes componentes conforman el todo que denominamos pueblo argentino, sectores que más allá de diferencias, tienen pronunciados intereses de orden político, económico, histórico, cultural; etc.

  El concepto la gente simplifica, diluye, desdibuja al sujeto histórico social al que nos estamos refiriendo cuando decimos pueblo y lo transforma en objeto sobre el que recae la acción de la llamada “clase política”. La gente da idea de una suma mecánica de millones de individuos sin pasado, presente ni futuros comunes y desconectados entre sí, que no poseen lazos económicos, políticos, culturales e históricos que los unan. Es más, al decir la gente estamos igualando a María Julia Alsogaray (1) con la más humilde de las trabajadoras domésticas, por lo cual si señalamos que “se trata de hacer una labor en beneficio de la gente…”, se está dando la idea de que es factible desplegar una acción política que favorezca tanto a una gran empresa multinacional, como al último de los albañiles. ¡Todos son la gente si se sigue la línea de este pensamiento!

  Desde la década del ’50 y hasta bien entrados los años ’80, los militantes populares nos sentíamos agraviados cuando Alvaro Alsogaray (2), primero como ministro de economía y luego como candidato del conservadurismo, para referirse al pueblo nos denominaba el público y a todos los que nos sentimos ciudadanos de una república conformada definitivamente en el año 1853, nos irritaba por demás que un anciano oligarca nos denominara como público. Cierto es que al llamarnos así, de esa manera, don Alvaro era coherente con su ideología liberal, pensamiento que considera al mercado como factor determinante en la vida de una sociedad y que lo sitúa más allá de las instituciones que deben regirla: es el público el que concurre a los mercados y no los ciudadanos, nótese como desde esta visión nos ubican dentro de otra realidad, muy útil a los propósitos de esa ideología. Es una lógica de tenderos, de mercaderes para quienes el país es una gran tienda donde los poderosos fijan siempre los horarios de atención, por estar del otro lado del mostrador y en calidad de dueños y propietarios.

Es en el inicio de los años ’90 donde se reformuló el más gorila y crudo liberalismo de principios del siglo XX y es entonces que el público pasó a denominarse gente en la categorización neoliberal y nos han impuesto un pensamiento que funciona, más o menos, así: “yo vendo política y la gente compra o elige la mejor oferta”. Para ellos no pasamos de ser una manada de individuos libres que se agolpa insensatamente en la góndola de los supermercados políticos, buscando ofertas seductoras para tener derecho a gozar del patio de comidas. Es esa concepción que los obliga a la realización permanente de encuestas, estudios de mercados y el promover propuestas a través de spots televisivos, cuyos protagonistas son candidatos reciclados por la mano de los mejores cirujanos plásticos.

María Julia Alsogaray, posando para aquella polémica tapa de la Revista Noricias.


  Que María Julia Alsogaray desee conquistar al público masculino y despertar envidia en el femenino, vendiendo sus encantos otoñales de señora madura semiocultos en un fino tapado de piel, forma parte de su formación de experta en el arte del chalaneo. Lo que es bastante difícil de digerir, es que todos aquellos que deseamos construir una fuerza alternativa al neoliberalismo, aceptemos su método de compra y venta que transforma al pueblo y al ciudadano en gente o, lo que viene a ser lo mismo, en la versión aggiornada del público.


Norberto Barber.




(1).María Julia Alsogaray es una ingeniera argentina devenida en política.

Hija del político y militar Alvaro Alsogaray, fue elegida como diputada de la Nación en 1985 por el partido UCEDE (Unión del Centro Democrático), liderado por él mismo, colocándose como acérrima defensora del libre mercado en la presidencia de Raúl Alfonsín. Alsogaray fue puesta en el cargo gerencial de la privatización de la compañía estatal de teléfonos ENTEL y de la siderúrgica SOMISA. Gracias a las influencias de su padre durante la primera presidencia de Carlos Saúl Menem y designada Secretaria de Medio Ambiente, creando una polémica más al aparecer en una tapa de la revista Noticias, semidesnuda, sólo cubierta por un tapado de piel

Durante su gestión prometió “limpiar el Riechuelo en 1000 días”, clamando que al término de es período “si tiraría a nadar” en el contaminado río, cuya calidad de agua nunca mejoró.

Su patrimonio creció de 400.000 a 2.5 millones de dólares durante las presidencias de Menem. En la década del 2000 fure procesada y en mayo de 2004 recibió su primera condena por enriquecimiento ilícito.



(2). Alvaro Carlos Alsogaray (1913-2005), fue un político, economista y militar argentino, uno de los principales promotores del liberalismo económico en la Argentina moderna.



miércoles, 14 de septiembre de 2011

ARCO IRIS, aquella rara ave de la aurora.

  El rock argentino en sus comienzos no se caracterizó por la tolerancia entre los integrantes de las bandas originarias y hacia sus pares, ni tampoco desde el público mismo que los seguía, si bien campeaba un aire de libertad y cierta ideología que pretendía captar la esencia de la filosofía hippie, todavía al oído de las nuevas generaciones en aquellas épocas le sonaba raro el sonido de algunos instrumentos que no fueran los tradicionales, las fusiones con ritmos propios de nuestro folclore o del latinoamericano y ni que hablar del machismo imperante, que desdeñaba toda presencia femenina, salvo la de alguna mujer como Gabriela, que era la excepción a la regla en un escenario copado por los varones.

  Es por todo esto y mucho más, que la irrupción de Arco Iris, un grupo que aparecía con novedosos arreglos de saxo y flautas en sus temas musicales, que experimentaba misturando el rock con ritmos sudamericanos y cuyos componentes vivían en una comunidad de clara tendencia mística y liderada por una mujer como mentora “filosófica”, era un suceso que resaltaba desde donde se lo mirase. Alejados de la dicotomía imperante que encasillaba a músicos y seguidores entre componer y tocar rock “pesado” y blues o “progresivo”, ellos marcaban una presencia bastante llamativa y exótica al gusto de una juventud que recién daba sus primeros pasos en los vertiginosos, polémicos y violentos años ‘70.


Mejor es ir la principio de la historia. La de Arco iris se sitúa en El Palomar, lugar fundacional y donde Gustavo Santaolalla, guitarra y voz, Guillermo Bordarampé, bajo, Horacio Gianello, batería y percusión y el egipcio Ara Tokatlian, vientos, se vinculan con una mujer que los doblaba en edad (ellos chicos adolescentes que apenas bordeaban los dieciocho años), una ucraniana llamada Danais Winnycka, modelo de cierto renombre en el ambiente porteño de la alta costura y que se había radicado muy joven, junto a sus padres, en la Argentina. Su nombre pasaría al olvido y solamente el apodo de Dana es suficiente para darle entidad inserta en una banda que era mucho más que eso y que respondía a su inspiración. Ella fascinaba a esos jóvenes que prontamente adhirieron a sus ideas: formar una comunidad que siguiera los preceptos que había aprendido de un viaje por la India y el Tibet, fundamentados en la práctica del Yoga, el vegetarianismo, naturismo, la meditación y a todo eso hacerlo parte de un grupo de rock. Fue así que no pasó mucho tiempo para que abandonaran los tranquilos parajes palomenses y juntos lograr afincarse en un departamento de Palermo, ya con Dana como la guía espiritual, enfrascados en la dura disciplina que la gurú les imprimía:  no se comerían carnes, cero consumo de drogas, mucha lectura, meditación y…nada de sexo. La comunidad así constituida, adquirió un tinte místico de rígida preceptiva y donde la música sería el vector que permitiría dar salida a la creación en clave de rock y fusión folclórica. 

  Con el tema Blues de Dana, Arco iris gana el Festival Beat de la Canción Internacional en 1970, año en que aparece su primer LP, que lleva el mismo nombre del grupo, y en 1972 aparece la que es su canción más popular, que rápidamente adquiere una significativa difusión, Mañanas campestres, en un estilo bien folk y que sería la impronta de su primera etapa y en los discos siguientes, como Tiempo de Resurrección (1972), Sudamérica, o el regreso a la Aurora, del mismo año, una opera rock cuya factura hace ingresar la noción de una gran obra conceptual.  En Sudamérica. la banda introduce algunas ideas madres muy interesantes, en principio la de una “opera” rock, luego una mirada hacia la temática sudamericana y a sus raíces, su música y los mitos de la América precolombina y por último, la simbiosis del rock con elementos del folclore de los pueblos de esta parte del continente. En ese momento, todos lo demás fundantes del rock vernáculo estaban en otra línea de expresión, más inspirada en la música de las bandas anglófonas y sus distintas vertientes. Se puede decir que por muchas de sus características Arco Iris era una agrupación pionera. Estos aires musicales se mantienen en su siguiente obra, Inti-Raymi (1973), luego del cual hacen un corte definitivo con este estilo y salen a bucear dentro del rock sinfónico con Agitor Lucens V (1974).





  En 1975, la férrea austeridad de Dana comienza a hacer mella en alguno de los integrantes de la comunidad y es por esa causa que Gustavo Santaolalla decide abandonar el grupo. Luego de un tiempo Dana y Ara, ya conformados como pareja, emigran a los Estados Unidos y Arco Iris irá mutando de estilos y formaciones. Dana fallece en México en septiembre de 2003, mientras que Santaolalla desarrolla una muy exitosa carrera como músico, compositor y productor, pero esa será otra historia.


Discografía

Lo veo en tus ojos (simple) (1969)
Arco Iris (1969)
Blues de Dana (1970)
Sudamérica o el regreso a la Aurora (1972)
Suite Nº1 (1972)
Tiempo de resurrección (1972)
Llegó el cambio / El niño, la libertad y las palomas (simple) (1972)
Inti-Raymi (1973)
Agitor Lucens V (1974)
Sin contratiempos (simple) (1976)
Los elementales (1977)
Mañana campestre (1979)
Faisán Azul (1986)
Pipas de la paz (1988)
In Memoriam (1992)
Peace will save the Rainbow (1996)
Arco Iris En vivo hoy (2000)

Website oficial:
http://www.arcoirismusic.net/





martes, 6 de septiembre de 2011

EL OESTE: zona de diversidades culturales.

  En el oeste está el agite, canta Ricardo Mollo en un tema de Divididos. Más allá que desde algún rincón de nuestro imaginario colectivo se instaló este concepto, que alude a otro más profundo y que sitúa al oeste del Gran Buenos Aires como un ámbito de fuertes corrientes vinculadas a lo cultural suburbano y hasta contracultural, que aguarda soterrado en su intento de imponerse con características propias y así surgir, aún hoy es difícil definir esas características en si mismas, partiendo de sus singularidades y formando un todo colectivo, porque quizá lo individual o lo grupal con su idiosincrasia casi tribal, la heterogeneidad que abarca tonos muy diversos y muchas veces contrapuestos, constituyan el rasgo que defina una forma de cultura que abarca a participantes muy diversos y plurales, tanto como lo son las geografías de esta muy vasta “zona oeste”, que pueden cobijar desde lo urbano hasta lo semi rural, pasando por diferentes estadios intermedios, albergando actores culturales que fueron formados también dentro de esa diversidad misma, con sus peculiaridades que los distinguen por ser tan distintas: no es lo mismo alguien que se educó en los claustros citadinos de Ramos Mejía o Morón, que quien lo hace en Virrey del Pino o Texalar, para citar solo algunos ejemplos y, sin embargo, eso no impide que sus aportes culturales puedan cruzarse, entremezclarse, fundirse desde una misma visión o, aún desde diferentes miradas, lograr puntos muy interesantes de convergencia.

León Giecco en la plaza de Morón.


  A partir de los municipios erigidos en esta porción del conurbano bonaerense, la oferta cultural suele ser intensa a lo largo del año y es lo público ese sector que efectivizando distintos impulsos, métodos, vías de difusión y alternativas que siguen variadas líneas políticas, adquiere el rango de lo oficializado, mientras que por los costados o inclusive participando de una u otra manera, aparecen las formas no oficializadas de hacer cultura y que ocupan ámbitos de espacio público o privado para su cuota de acción. Es así que situados en espacios que establece el gobierno municipal, hay ofertas para todos los gustos que van desde los cursos, talleres, obras de teatro, recitales, charlas, conferencias (en sitios bajo techo o al aire libre), presentaciones, exposiciones de arte, etcétera, junto a una muy variada actividad docente especializada, hasta el ofrecer un sitio para que también aquello que no viene de lo estatal, pueda expresarse a través de diversos cauces. Y fuera de ese sector institucionalizado, florecen y se diversifican individuos o grupos que muchas veces “a fuerza de pulmón” logran hacerse de una voz, de un estilo o de una porción de esta “zona de agite”, para luego captar un escenario desde donde decir que también son intérpretes válidos y valiosos de esta cultura.
En este aspecto queda mucha tela para cortar, el paño es largo y ancho, y a eso volveremos desde El Señalador en otras entradas.

lunes, 29 de agosto de 2011

SANTIAGO DABOVE, una obra más allá de la muerte.

  Santiago Dabove  fue un escritor peculiar, un caso no muy habitual en la literatura. Era amigo de escritores de fuste, solía frecuentar ámbitos donde el rico intercambio de ideas y palabras, tan solamente ya por esa circunstancia, sería mas que favorable para que se propusiera el publicar, hacerse conocer a través de la letra impresa y distribuída a través de un libro, pero no, jamás fue editado en vida y un único cuento suyo tuvo el honor de pertenecer a aquella legendaria Antología de la literatura fantástica, (1940), que sacaron a la luz, Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo, un libro que es una suerte de Biblia vernácula del género fantástico. Ese cuento se llama Ser Polvo, una auténtica joya que lo elevó a la categoría de autor de culto, tanto para sus colegas como para los lectores aficionados a ese tipo de narraciones.´


 
  Probablemente, Dabove descreyera de la literatura como medio para trascender y no le interesase más que ejercerla como un placer privado, íntimo y para ser compartido entre iguales. De esa forma se podría explicar que, en una época de calurosos fervores literarios que hasta llegaban a dividir aguas entre seguidores y militantes del “realismo social” o del “arte por el arte mismo”, unos encuadrados en el grupo de Boedo y los otros en el de Florida, calles donde se agrupaban según su ideología, Dabove transitara por ambas corrientes pero sin mezclarse en ellas y solo cultivara una auténtica amistad de mutua admiración con otro similar, como lo era Macedonio Fernández. A ambos le gustaba más el juego de caminar por el borde con mirada burlona, lúcida y muy inteligente, que el tomar a la literatura como oficio y tal cual lo definiera el crítico literario Jorge Calvetti,  Dabove "alguna vez debió de haberse asomado a ese bisel azul e inteligente del mundo donde la realidad es doble y la materia entrega su ola última, restallando, como los látigos. Seguramente por eso pudo percibir lo que no todos hemos visto; por eso denotaba la inquietud, el inconformismo y la tristeza que sólo puede mostrar un hombre que ha perdido la esencia de sus días".

  Y era un tipo raro este Dabove. Nacido en Morón en 1889, no tenía al quehacer literario como su única y principal afición, además de ser un muy buen violinista, un músico formando en el conservatorio, empleado en un hipódromo, ser poeta, narrador y ensayista, le gustaba frecuentar el mundo de la metafísica donde se internaba junto a Macedonio Fernández y su hermano, Julio César, en densas charlas únicamente iluminadas por la luz mortecina de una vela y que se extendían a lo largo de los  atardeceres sabáticos de su Morón natal, estableciendo un grupo al que dieron en llamar Triquía y que podía ampliarse a otras personas, según donde fuera el lugar de reunión. Esta actividad parece quedar referenciada en un párrafo de su cuento El espantapájaros y la melodía, cuando dice que: “Hartos de mate, de discusión y de cigarrillos, nos venía bien un intervalo de reposo y silencio, como le viene bien a un charlatán y fumador entrar en una iglesia y refrescar su cabeza al sacarse el sombrero y hacer descansar su garganta irritada de tanto humo y tanta charla. Nos sentamos alrededor de la mesita, Juan y Rodolfo Valle, Román, Ricardo y Alejo. Este último se volvió a levantar para apagar la luz eléctrica y encender una lamparita a la que graduó la mecha para que quedáramos en la penumbra".


  Sin mucho entusiasmo y casi por obligación de relación amistosa, fue que Dabove le concede a Borges la afirmativa para que éste, junto a Bioy y la Ocampo, pueda incluirle su cuento Ser polvo en la lista de narraciones a ser publicadas en la Antología de la literatura fantástica y únicamente luego de su muerte, acaecida en Morón en 1952, algunos amigos consiguen, con el aval del ya reconocido Borges, recopilar sus escritos y darlos a conocer con la edición del libro La muerte y su traje, en el año 1961.

  La muerte y su traje es su singular, única y póstuma obra editada. Toda ésta  conforma un libro notable y misceláneo, que agrupa en mayor parte a sus cuentos, además de poemas, ensayos y aforismos, entre otros escritos,  surge en ellos con claridad la presencia de la muerte como la obsesión que desvelaba a un autor de inspiración magnífica y muy personal.





Dejamos un fragmento de Ser polvo y un enlace donde se puede leer este cuento en su totalidad:



















Ser polvo

¡Inexorable severidad de las circunstancias! Los médicos que me atendían tuvieron que darme, a mis pedidos insistentes, a mis ruegos desesperados, varias inyecciones de morfina y otras sustancias para poner como un guante suave a la garra con que habitualmente me torturaba la implacable enfermedad: una atroz neuralgia del trigémino.
Yo, por mi parte, tomaba más venenos que Mitrídates. El caso era poner una sordina a esa especie de pila voltaica o bobina que atormentaba mi trigémino con su corriente de viva pulsación dolorosa. Pero nunca se diga: he agotado el padecimiento, este dolor no puede ser superado. Pues siempre habrá más sufrimiento, más dolor, más lágrimas que tragar. Y no se vea en las quejas y expresión de amargura presentes otra cosa que una de las variaciones sobre este texto único de terrible dureza: "¡no hay esperanza para el corazón del hombre!". Me despedí de los médicos y llevaba la jeringa para inyecciones hipodérmicas, las píldoras de opio y todo el arsenal de mi farmacopea habitual.
Monté a caballo, como solía hacerlo, para atravesar esos cuarenta kilómetros que separaban los pueblos que con frecuencia recorría. 


Ser polvo  http://www.lamaquinadeltiempo.com/prosas/dabove02.htm

viernes, 26 de agosto de 2011

María Elena Walsh, desde Ramos Mejía.

Un primero de febrero de 1930 nacía en Ramos Mejía, María Elena Walsh, hija de un gringo inglés que como otros trabajadores del lejano Ferrocarril del Oeste, aquel que comenzara el primario tendido de la red de trenes a fines del siglo XIX en la Argentina, elegía para vivir un lugar que le estuviera cercano a sus labores.

  Esa niña rubia y pecosa, comenzaría así a crecer en el ámbito de un gran caserón con limoneros fecundos, gallineros poblados, rosales, naranjos en flor, gatos, su perro pomerania de color negro y una amplia y frondosa higuera que la acogía bajo sus ramas y donde la niña se iniciaría en su primeras lecturas de libros de aventuras, escapándole a la rutinaria siesta impuesta por sus mayores. En esa Ramos Mejía pueblerina, casi rural, de la cual quedan ya muy pocos rastros perdidos en esta gran ciudad que es hoy, esos tiempos serían testigos del inicial camino de María dentro del que iría a ser un largo y prolífico derrotero por el arte. Ya a sus diecisiete años, antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, escribe su primer libro Otoño imperdonable, con el cual ganaría el segundo lugar en el Premio Municipal de Poesía, habiendo publicado sus primeros poemas un tiempo antes, en la mítica revista El Hogar, y en el diario La Nación.

  Tímida y de carácter rebelde, criada dentro de un hogar con padres que no le impondrían grandes restricciones y donde gozaba de un clima de mayor libertad que otras jóvenes de clase media de esa época, la Walsh comienza a frecuentar distintos círculos literarios, mientras desarrolla sus estudios universitarios, publica ensayos y sigue con su labor poética, la cual no tarda en cosechar los elogios de consagrados poetas y escritores hispanoamericanos. Es así que en 1947 viaja a los Estados Unidos invitada por Juan Ramón Jiménez.

  Llegados los años ’50, luego de haber publicado el libro Baladas con Ángel decide autoexiliarse en París y junto con la artista Leda Valladares, inicia su incursión por el folclore argentino y ambas forman el dúo Leda y María, presentándose con éxito en diversos escenarios franceses y grabando el disco Le chant du Monde, mientras que en forma paralela desarrolla su otra pasión y con la cual se hiciera tan famosa y admirada por distintas generaciones de docentes, padres y niños, tanto en la Argentina y el resto de América, así como en buena parte del mundo: sus poesías, textos y canciones infantiles. constituyen obras que van trascendiendo desde lo tradicional y didáctico, el pasar de los años y las modas hasta nuestra actualidad,  trasmitiéndose por adultos que las conocieron de niños a sus propios hijos luego.

  Realizó además recitales unipersonales para adultos. En 1962 estrenó en el Teatro San Martín, Canciones para mirar, que luego grabó con el sello discográfico CBS. Al año siguiente estrenó Doña Disparate y Bambuco, representada muchas temporadas en la Argentina, América y Europa. En los años ‘60 publicó, entre otros, los libros El reino del revés, Cuentos de Gulubú, Hecho a mano y Juguemos en el mundo. En los ’70 volvió al país y en  1971 María Herminia Avellaneda la dirigió en el filme Juguemos en el Mundo. También escribió guiones para televisión y los libros Tutú Maramba, Canciones para mirar, Zoo Loco, Dailan Kifki y Novios de Antaño.

En 1985 fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y, en 1990, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba y Personalidad Ilustre de la Provincia de Buenos Aires. En 1994 apareció la recopilación completa de sus canciones para niños y adultos y, en 1997, Manuelita ¿dónde vas?

  Mujer de convicciones, de fuerte personalidad y de un pensamiento que no eludía el análisis de su tiempo, a través de su obra, sus opiniones y sus artículos periodísticos, muchas fueron las miradas críticas que esta artista fue vertiendo en ellos, sin escaparle a las polémicas cuando denunciaba realidades que podía observar e inmersa en la época histórica en que le tocó vivir.

Un diez de enero de 2011 y a la edad de 80 años, María Elena Walsh muere en Buenos Aires, su obra y su recuerdo nos queda para siempre.


...

Dos poemas suyos.




Oración a la justicia


Señora de ojos vendados
que estás en los tribunales
sin ver a los abogados,
baja de tus pedestales.
Quítate la venda y mira
cuánta mentira.

Actualiza la balanza
y arremete con la espada,
que sin tus buenos oficios
no somos nada.

Lávanos de sangre y tinta,
resucita al inocente
y haz que los muertos entierren
el expediente.

Espanta a las aves negras,
aniquila a los gusanos
y que a tus plantas los hombres
se den la mano.

Ilumina al juez dormido,
apacigua toda guerra
y hazte reina para siempre
de nuestra tierra.

Señora de ojos vendados,
con la espada y la balanza
a los justos humillados
no les robes la esperanza.
Dales la razón y llora
porque ya es hora.



 Paisaje de elegía

No escuches mi dolor, tú que me heriste.
No te reclama ya ningún acento.
Sólo en mi corazón la sangre es triste.
( ¡Oh lentas calles del otoño lento! )

No te requiero un sólo mandamiento.
-Tú que me niegas, tú que no me diste-.
No sientas esta muerte que yo siento.
(¡Oh tristes voces del otoño triste!)

Que sólo a mis entrañas se refiera
este clamor, este importante frío.
Quiero que no te alcance este lamento.

Pero si alguna vez te desespera
un gran silencio, es el silencio mío.
(¡Oh lentas sombras del otoño lento! )

María Elena Walsh.




martes, 23 de agosto de 2011

Artes Visuales, Alejandra Corbalán.



















 Alejandra Corbalán, es la artista plástica elegida esta vez por El Señalador para referirnos a quien ha desarrollado buena parte de su obra en el partido de Morón.

  Su formación se inicia cuando cursa estudios referidos a caricatura, publicidad gráfica y artística, en el instituto Universal Center, en la Capital Federal.
 
Egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes, Prilidiano Pueyrredón, elabora tesis de la Licenciatura en Artes Visuales en el Instituto Universitario Nacional de Arte, orientación pintura.
 
Se desempeña también como ayudante de cátedra en tercer año de Historia del Arte, en el Instituto Universitario Nacional de Arte, en la cátedra de la profesora Graciela Dragoski.

  En la Escuela Nacional de Bellas Artes, Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Carcova, participa en distintos cursos, seminarios y conferencias relativas a distintas disciplinas de la plástica.




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